Hace poco visitamos la casa autoconstruida de «otro ilustre lorquino» el pintor (y arquitecto autodidacta) Juan Jiménez. En la época en que la casa fue ideada el pintor realizó una exposición en el Centro de Artesanía de Lorca y quedó impresionado por la plasticidad del hormigón. Comenzó a investigar e, influenciado por la obra de arquitectos como Tadao Ando, Louis Kahn y los mexicanos Barragán y Legorreta, comenzó a pensar en construir su propia casa en el campo de Lorca con este material.
De esto hace unos catorce años, los siete que llevan habitándola y los siete que tardaron en construirla Juan, su compañera, Maribel, y algún ayudante ocasional. En esos catorce años se ha extendido al público general la conciencia ambiental que hace que muchas personas conozcan algunos materiales «blandos» y se planteen construir ellas mismas su casa. Esta casa es un ejemplo radical de autoconstrucción aunque el hormigón, material protagonista, sea rechazado por los actuales movimientos «ecologistas» de bioconstrucción.
Construir construyendo (o el ajuste de la innovación)
En esta casa el proyecto no es tan responsable del resultado final como la necesidad de inventar un sistema de encofrado de muros de carga que pudiera realizar y poner en obra una sola persona y que produjera un resultado plástico. Juan buscaba un acabado de hormigón visto con la veta del encofrado de madera, pero esto era muy caro y difícilmente realizable por una persona. Las soluciones que le aconsejaron los arquitectos «legalizadores» de la obra eran caras y necesitaban de grúas y otros medios de los que él no disponía. Así que él ideó su propio sistema de encofrado. La parcela que había adquirido se convirtió en un campo de pruebas y discusión de distintos sistemas de encofrado y vertido del hormigón. Comenzó con un pequeño formero de barras horizontales que pensaba ir desplazando verticalmente y rellenando con hormigón casero. Cada nuevo tramo salía de diferente color y era difícil de continuar con el anterior, así que esta opción fue descartada. La versión siguiente y definitiva fueron unas correas metálicas en C de 4x12cm. alineadas en vertical y arriostradas horizontalmente con los perfiles anteriores. Esta versión se fue afinando poco a poco pero algunos muros quedan como testigo de los avances realizados y de la perfección alcanzada. Durante el tiempo de levantamiento de los muros la casa de Juan fue un laboratorio de innovación en el hormigón que dio como resultado un nuevo sistema con un acabado muy atractivo.
Construir sin créditos (o el planeamiento autónomo)
Ante la necesidad estética de realizar los muros de una vez y con hormigón de planta. La realización del proyecto se ajustó a las posibilidades económicas de Juan y a los tiempos de puesta en obra del material por una sola persona. Decidió gastarse la mitad de su sueldo de entonces en los materiales para la casa, que equivalía a una cuba de hormigón al mes. Equivalente a su vez a los metros cúbicos que cabían en los formeros que él solo podía recolocar en ese tiempo. Sólo compró el material necesario para encofrar el muro más largo de la casa y cada 15 días pagaba el hormigón, de esta forma no tuvo necesidad de hipotecarse. Se podría decir que el espacio continuo que forman los muros sueltos y perpendiculares entre sí es el resultado de esta planificación.
Construir y reconstruir (o la coherencia del reciclaje)
El resultado estético y la habitabilidad de la casa dependen tanto de su detonante, los muros de hormigón, como de la filosofía de su constructor de reaprovechar todos los materiales posibles en el proceso constructivo. Las piezas metálicas de los encofrados acabaron siendo las carpinterías, luminarias y muebles. No sólo el material fue reutilizado, también las habilidades que Juan había adquirido en el proceso de encofrado. La casa está inundada de detalles inventados como la sujeción de los vidrios en las puertas, las escaleras, pérgolas… Además Juan es un experto en su propia casa, sabe, por ejemplo, de donde viene una gotera y cómo solucionarla y por qué han aparecido grietas en la piscina.
Quizá si se realizara ahora se tendrían en cuenta estrategias bioclimáticas o se utilizarían otro tipo de materiales, para que no fuera tan fría. Aun así, esta casa nos enseña mucho de cómo puede un autoconstructor ser sostenible en sus métodos, innovando en los sistemas de construcción y arriesgando con sistemas y estructuras que parecen reservados a la industria más desarrollada de la construcción.
Podéis ver fotos de la casa de David Frutos y el reportaje que apareció en la revista del Colegio de Arquitectos de Murcia aquí.
09/23/2010 at 10:22 pm
Hoy he encontrado un paquete de diapositivas que hacía tiempo había dado por desaparecidas.Recogen parte del proceso de la construcción de los muros perimetrales.Podréis
verlas en este enlace de mi blog http://juanjimenez52.blogspot.com/2010/09/construccion-perimetral-de-los.html
04/27/2011 at 3:45 pm
Gracias Juan por el enlace, no sé si lo habrás notado, pero tu casa se está haciendo famosa entre las casa autoconstruidas..