En varias ocasiones, mientras paseábamos por las desiertas calles de alguna urbanización incompleta del Sureste, hemos hablado con compañeros de Ciudad de la Sombra, de COR y de Las Indias sobre las oportunidades de actuación que pueden ofrecer estos conjuntos de edificaciones.
Este tipo de planeamiento urbanístico presenta varios problemas, entre ellos el siguiente: al haberse ocupado las viviendas en un porcentaje mínimo no se han completado las construcciones de equipamientos y zonas verdes y han quedado desconectadas de los núcleos de población y servicios (si es que alguna vez se planteó que estuvieran conectados). Las vidas de los residentes se hacen aún más difíciles si cabe pues a la Baja Densidad (alta movilidad) y a la Fragmentación (desconexión) les sumamos que no existe un tejido social consolidado, asociado a la vida cotidiana, comienzan a producirse disfunciones sociales y territoriales en los habitantes.
Para modificar esta situación, coincidimos con el post de Fariña en que es necesaria la transformación del sprawl. No rehabilitarlo ni regenerarlo ni renovarlo. Transformarlo. Olvidarnos por completo de los objetivos por los que fue creado y eliminar todo vestigio de su origen. Para apoyar esta idea, Fariña se basa en propuestas aparecidas en dos publicaciones recientes: Postsuburbia. Rehabilitación de urbanizaciones residenciales monofuncionales de baja densidad y Rehabilitating the Peri-Urban. How to Live and Move Sustainably in these Areas? El solo hecho de apoyarse en ellas ofrece una clave esencial en este proceso de transformación: si puede existir algún cambio en este tipo de desarrollo urbanístico será fruto del trabajo común de múltiples agentes basado en las necesidades reales de las comunidades que lo habitan. Nunca impuesto unilateralmente, desde una ley o una normativa local, a menos que ésta haya sido promovida por los propios habitantes.
Como ejemplo de propuestas, extraídas Postsuburbia encontramos:
- «Mejorar la vida cotidiana: (…) Consolidar los ejes de conexión (…) fortalecer las redes de proximidad, favorecer la mezcla física y social, garantizar la vida con autonomía, fortalecer el sentido de pertenencia y comunidad, promover un equilibrio medioambiental y una vida sana (…)
- Intercambio de viviendas (…) nuevas figuras legales urbanas (…)
- Modificación de la parcelación existente (…) las reparcelaciones permitirían la promoción de tipologías residenciales heterogéneas, la promoción de la vivienda cooperativa, el co-housing, y la cesión de suelo privado para su conversión en público en aquellos lugares donde fuera necesario. Cambio del uso del suelo.»
Aun siendo propuestas interesantes que, en cada situación, tendrán que contrastarse con la realidad de los habitantes, establecen el «¿qué?» y en cambio a nosotros nos gustaría empezar a plantear el «¿cómo?» y el «¿por qué?»
Hoy sabemos que los tipos de familias son múltiples y en continua transformación y que los nuevos hogares pueden redefinirse a través de la tecnología. Por eso, una tipología urbanística no puede ser la única referencia de forma de habitar, porque conlleva diseños universalistas para personas-tipo, alejados de los usuarios reales.
Tiene que existir una mayor complejidad en los parámetros que reconstruyan estos lugares y que respondan a necesidades reales:
- En el diseño: combinación de tipologías o transformación de las existentes para adaptarlas a las necesidades de los diferentes tipos de familias: «(…) un sistema urbano verdaderamente resiliente ha de ser complejo, ha de contar con todas las formas de organizar el territorio adecuadas a su bio-región. Es decir, desde las grandes ciudades con altísimas densidades hasta superficies del territorio sin huella humana, (El Sprawl es bello, Fariña).
- Modificar las condiciones de ocupación, para incluir las continuas prácticas de arquitectura informal y autoconstrucción que favorecen un mayor aprovechamiento de las parcelas.
- Implementación de las características de las viviendas mediante dispositivos orientados al aprovechamiento y transformación tilización de los recursos del entorno
- Al insertar una tipología habitacional y unas infraestructuras propias del medio urbano en el medio rural, es necesario plantear transiciones, híbridos urbano/rural, (a new kind of hybrid suburban nature, where ecological systems unavoidably intersect with human settlement, Christopher Sellers) que permitan a los habitantes producir, utilizar (incluso comercializar) energía, agua y comida, que ya nos cuenta John Robb que es la mejor forma de inversión.
- Para ello en el uso del suelo, necesitamos la posibilidad de modificar la calificación del suelo o plantear nuevas calificaciones híbridas que permitan, por ejemplo, transformar las viviendas en centros de producción, y que se conviertan realmente en activos económicos.
- En la gestión, permitiendo que sean comunidades de habitantes los que puedan proponer soluciones reales a sus problemas cotidianos.
- Al pensar el hogar como un nodo dentro de una red de dispositivos de información, registro, monitorización de datos que optimicen las fuciones de la vivienda.
Y todo, fortaleciendo las redes distribuidas basadas en el alcance, «(…) y es que las redes deberían ser la base conceptual de la solución para los territorios difusos y fragmentados», como dice En El Sprawl es bello, Fariña
Todas estas líneas de actuación, impulsadas desde los propios habitantes, pueden convertir los sprawls en el próximo centro de testeo e innovación en el sector de la vivienda. Se abren multitud de posibilidades en diversos campos en los que queremos trabajar, y poco a poco conseguir vidas interesantes a partir de la reconfiguración de los procesos de construcción del entorno. Y, por supuesto, siempre nos quedará el fantástico asunto de la financiación.
11/28/2013 at 10:54 pm
Fascinante de verdad!! Un terreno realmente apasionante en cada uno de los ejes que planteas… se me va la cabeza! 😀
12/01/2013 at 2:04 pm
¡Gracias, David! Aunque ya estamos trabajando en algunas de estas líneas de acción de forma puntual, la actuación en un conjunto de estas características provocaría un salto cualitativo en las metodologías, diseños y prototipos.
Continuamos pensando e investigando para intervenir en la complejidad de un sprawl (u otra tipología urbanística colectiva) y para ello formar un gran equipo hacker. ¡Grandes propuestas saldrían de ahí!
11/29/2013 at 8:14 pm
Me encanta «transformar el sprawl» 🙂
Lo increíble de estos sitios es que aunque los urbanistas acadámicos los suelen ver como lo peor de lo peor, cuando sí se han ocupado bastante a la gente les encanta vivir ahí… Me pasaba con Gran Alacant, hace poco varios clientes, unos que vivieron ahí, otros que aún lo hacen, decían que era un sitio genial, lo único malo lo pequeño de las casas y lo inacabado de equipamientos y la inseguridad jurídica para mejorar, ampliar, cambiar de uso… Cosas que podrían mejorarse con los puntos que propones 🙂
12/01/2013 at 3:07 pm
¡Qué bueno que te guste!
Sí, es verdad que muchas veces habitantes estas urbanizaciones nos han revelado insospechadas ventajas de residir en ellas, que sólo puedes conocer al estar instalado por un tiempo. Los inconvenientes más importantes, creo, son los que apuntas:
– que la urbanización haya quedado incompleta
– que el diseño de la vivienda sea homogéneo y en base a mínimos, y no exista posibilidad de maniobra.
Pero estos inconvenientes se convierten en posibilidades de investigación y transformación, y en eso las habilidades para conocer los ¿quiénes? y los ¿por qués? son imprescindibles 😉