Orígenes de la discusión crítica. Relatos

A raíz de un comentario de Ester en La Matriz, en relación a cómo se transmitiría el conocimiento en las nuevas instituciones educativas y qué papel tenían los relatos para conseguirlo, recordé un genial fragmento de la recopilación de artículos titulada El Mito del Marco Común (En defensa de la ciencia y la racionalidad), de K.R. Popper. En concreto, el fragmento aparece en el que da título al libro: El mito del marco.

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En este ensayo, Popper se posiciona en contra del relativismo del conocimiento, es decir, la idea de que la verdad de una propuesta o teoría dependa del momento histórico en que fue enunciada o del trasfondo personal o cultural de quien la enuncia:

Uno de los elementos integrantes del irracionalismo moderno es el relativismo (la doctrina según la cual la verdad es relativa a nuestro trasfondo intelectual, del que se supone que de alguna manera determina el marco en el cual somos capaces de pensar; esto es, que la verdad puede variar de un marco a otro), en particular, la doctrina de la imposibilidad de comprensión mutua entre diferentes culturas, generaciones o períodos históricos, en incluso en la ciencia. (…)

Para ello se propone desmontar el mito del marco, el cual puede encunciarse así:

Es imposible toda discusión racional o fructífera a menos que los participantes compartan un marco común de supuestos básicos o que, como mínimo, se hayan puesto de acuerdo sobre dicho marco en vistas a la discusión. (…)

La postura de Popper es justo la opuesta. Es decir, que precísamente es más fructífera la discusión cuanto más interesantes y difíciles sean los temas que se traten y cuanta mayor distancia exista entre las formas de pensar de los que intervengan en ella (con un límite para no hacerla imposible, claro) ya que de esta forma, ante la novedad del punto de vista enfrentado, mayor será el aprendizaje de cada una de las partes.

La tesis fundamental de este artículo, de forma muy resumida, podría ser la siguiente. El choque de culturas tuvo un papel esencial en el nacimiento de la ciencia. Se puede rastrear los orígenes de las ideas de ciencia, racionalidad hasta las primeras experiencias griegas. Y estas primeras experiencias condujeron al pensamiento crítico el cual impulsa el avance del conocimiento. Esto es, para que aumente el conocimiento debe existir el desacuerdo. Y este progreso del conocimiento se produce a partir de la enunciación de teorías audaces y su contrastación y discusión crítica.

La historia mencionada al principio del post, que ilustra esta tesis, encaja dentro de la explicación de los orígenes del razonamiento humano, de las historias que nos contamos para hacer comprensible nuestro entorno. Estas historias poseen dos componentes: El primero es la inventiva poética, esto es, un componente narrativo o productor de mitos: la invención de relatos que explican el mundo. El segundo componente (…) es la invención de la crítica, de la discusión crítica de los diversos mitos explicativos, con el fin de mejorarlos conscientemente.

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La historia es la conjetura de Popper sobre como nació el pensamiento crítico, tras analizar cómo Anaximandro utiliza un pasaje de la Teogonía de Hesíodo que había quedado oculto tras un pasaje de la Ilíada de Homero. Ahí va:

(…) De acuerdo con la tradición, Tales -maestro y pariente de Anaximandro, a la vez que fundador de la escuela jonia de cosmólogos- enseñó que «la tierra se Anaximander_world_map-es.svgsostiene en el agua, sobre la que flota como un barco». Anaximandro -sucesor de Tales- se apartó de este mito algo ingenuo (…). El nuevo punto de partida de Anaximandro tuvo un carácter verdaderamente revolucionario, pues según se nos dice, enseñó lo siguiente: «No hay nada en absoluto que sostenga la tierra. En realidad, la tierra permanece inmóvil debido a que se encuentra a igual distancia de todas las otras cosas. Su forma es como la de un tambor. Caminamos sobre una de sus superficies, mientras la otra se encuentra en el lado opuesto.

Esta audaz idea hizo posibles las ideas de Aristarco y de Copérnico, y contiene incluso una anticipación de las fuerzas de Newton. ¿Cómo surgió? Pues de una crítica púramente lógica al mito de Tales: si explicamos la posición y la estabilidad de la tierra en el universo diciendo que se apoya en el océano como un barco que se apoya en el agua, nos vemos obligados, dice el crítico, a explicar la posición y estabilidad del océano. Pero esto significa encontrar un sostén para el océano, y luego otro sostén para ese sostén. Evidentemente esto conduce a un regreso al infinito.

Al buscar una solución a este temible callejón sin salida que ninguna explicación alternativa podía evitar, Anaximandro recordó un pasaje en el que Hesíodo desarrolla una idea tomada de La Ilíada: «Durante nueve días y nueve noches caerá de los cielos un yunque de bronce y al décimo llegará a la tierra. Y durante nueve días y nueve noches caerá desde la tierra un yunque de bronce y al décimo llegará al Tártaro.» Este pasaje puede haber sugerido a Anaximandro la posibilidad de dibujar un diagrama del mundo con la tierra en el centro, y la bóveda de los cielos como una semiesfera por encima de ella. Luego la simetría sugiere que interpretemos que el Tártaro sea la mitad inferior de la bóveda. De esta manera llegamos a la construcción de Anaximandro tal como nos ha sido transmitida, una construcción que rompe con el estancamiento del regreso al infinito.

Popper propone una conjetura así para poder explicar el impresionante avance que realiza Anaximandro con respecto al planteamiento de su maestro. No sólo la explicación es más accesible y comprensible, sino que se nos muestra racionalmente una solución a un problema difícil: la estabilidad de la tierra.
Pero esta tarea de ir construyendo mitos para explicar los problemas a los que se debe ir enfrentando el ser humano no tiene sentido si no se continúa a lo largo del tiempo, afinando cada vez más las teorías, proponiendo cada vez aproximaciones más afinadas.

La anterior historia es en sí misma un mito. Me encanta pensar que el avance y el aumento en la profundidad del conocimiento se produce a través de proponer ideas audaces y tratar de probarlas, de conversaciones, de discusiones, en las que los interlocutores, desde puntos opuestos, van definiendo construyendo una forma de interpretar su entorno.

Esta es nuestra intención para el tiempo que viene: conformar un contexto en el que movernos e interactuar, con relatos que van dando forma a nuestro lugar en el territorio, ya sea en la descripción de nuestras maneras de hacer o clientes con los que evolucionar, en los experimentos con el oficio, en la definición del aprendizaje de arquitectura o construcción del entorno, en las líneas de investigación

4 thoughts on “Orígenes de la discusión crítica. Relatos

  • ¡Qué bonita la historia de Anaximandro!
    Tanto como hablar de audacia, lo veo un buen sustituto para innovación, que en los 2000 fue el gran paradigma pero ahora está de capa caída. Con razón, pues ya nos hemos cansado de lo nuevo por lo nuevo y, como ilustra tan bien la historia de Anaximandro, necesitamos volver a contarnos en voz alta los relatos anteriores, no para tomarlos literalmente sino para vincularnos a ellos con audacia. Ésta ya no es un objetivo en sí misma sino una herramienta 🙂

    • Alfonso M. Cuadrado Mulero

      04/27/2015 at 1:14 pm Responder

      ¡Una chulada! 🙂
      ¡Sí, muy bueno! Comenzamos a construir el contexto con la audacia como herramienta, en la teoría y en la práctica.

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