Los cuatro movimientos del Método Livingston que permiten una conversación fluida (parte I)

En el tiempo que venimos trabajando con el Método Livingston vamos comprobando la magia de su propuesta y, poco a poco, adaptándolo a nuestras heramientas de trabajo y a nuestro contexto. Gracias a ello, hemos identificado cuatro grandes «movimientos» que distinguen la propuesta de Livingston y hacen de su método una buena estrategia para interactuar con los clientes.
 

El primero es el pacto entre arquitecto (o diseñador) y cliente, el segundo, y el más importante, es la escucha, el tercero es la generación de posibilidades que cumplan las expectativas generadas en la escucha y el cuarto es la traducción de esas posibilidades a un lenguaje comprensible por los clientes. Todo esto permite una conversación fluida y libre de desconfianzas habituales entre arquitectos y habitantes de la vivienda. El objetivo principal es evitar la lucha entre sus ideas y las nuestras.

Para el pacto Livingston propone explicar al cliente desde el primer día cómo será la relación laboral. Es decir qué aporta el cliente (información y dinero) y que aporta el arquitecto (conversación y soluciones). Nosotros por ahora trabajamos con la estructura que él propone y podemos decir que, efectivamente, hace que los clientes pierdan la incertidumbre y, a nosotros, nos permite organizar muy bien los tiempos.

Para la escucha, Livingston propone una serie de juegos que provocan que las personas hablen de sus ideas, deseos y sus necesidades respecto a su vivienda actual. Como él mismo dice: «Antes de ver el plano de la casa necesito conocer a la otra mitad del tema que son ustedes, la familia». En nuestra experiencia con el Método, podemos afirmar que éste es el momento más difícil para ambos. A los clientes les cuesta hablar de las ideas que tienen porque son muy vagas o parciales, y más aún ante unos extraños. Livingston propone dibujar (como si de un delineante se tratara) el Proyecto del Cliente, delante suyo y preguntándole por detalles. Es un momento muy importante porque el cliente se da cuenta del «estado indefinido» de sus ideas, empieza a confiar en nosotros porque ve que hacemos preguntas clave y, además, comenzamos a generar ese «lenguaje común» del que hablaremos en el próximo artículo. El Proyecto del Cliente es siempre el punto de partida para todas las soluciones que proponemos.

Para hablar de las necesidades Livingston propone, entre otros, un juego en el que se «juzga sin piedad» a la vivienda existente. En los trabajos que hemos realizado, nos hemos dado cuenta que este juego sirve, más que para «evaluar» la vivienda existente (sobre todo si acaban de comprarla y les gusta) para que los diseñadores aprendamos el «modo de vida» de los clientes. Conforme sigamos investigando en este tema quizá propongamos una variación de este juego, en el que la persona nos vaya contando su día a día y que se juzgue si la casa «funciona» según él. Este juego también es útil para detectar las manías: un pilar que queda en medio de la pared del salón, un ruido de la calle, un color o material que les molesta especialmente. Esto es especialmente importante en personas que compraron un piso «sobre plano» y cuando lo recibieron encontraron muchas cosas que no les gustaban. En este caso la consulta sirve también como un «tratamiento psicológico» para aterrizar en la casa.

Esta dimensión psicológica del método es clave, porque como decimos, lo que el Método Livingston pretende es establecer una conversación, y éstas siempre se dan entre personas. En ocasiones, tenemos que excusarnos ante los clientes porque les hacemos preguntas muy personales en la primera entrevista, como aquellas de si vas a vivir siempre solo en la casa o las costumbres respecto al baño. Pero como siempre les decimos: «es que una casa es un asunto muy personal».

En cuanto a los deseos el Método propone el juego de la Casa Ideal, que debe describirse con detalle y sin pensar en la economía ni el lugar concreto. Algunas personas lo disfrutan mucho y, aunque al principio cuesta, siempre surge algún detalle altamente sensorial que han visto en «no recuerdo qué lugar». En nuestra experiencia hemos visto que es muy útil preguntar por «escenas» que se desarrollarían en esa Casa Ideal. E incluso les proponemos a los clientes que nos hablen de películas en las que les gustaba «el ambiente» e indagamos sobre sus cualidades espaciales. En este paso es muy importante diferenciar entre ambientes o escenas y soluciones concretas. Las segundas llegarán más adelante, ahora estamos escuchando ideas, deseos y necesidades.

Al terminar las dos primeras entrevistas, con todos estos juegos y la visita al sitio, el lenguje común aparece naturalmente y tenemos muchísimo material personal con el que trabajar para generar posibles variantes sobre su vivienda. Pero, como veremos en el próximo post, ninguna de las «variantes» es la definitiva. Por esto, damos al cliente algunas revistas de arquitectura y decoración relacionadas con su vivienda, así el cliente piensa nuevas ideas o deseos con los que poner a prueba la vivienda y se da cuenta que el Proyecto Final será un trabajo de todos.

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