Este es un post dudoso.. Sobre las dudas que nos surgen al enfrentarnos en algunos proyectos a cuestiones que nos interesan tanto que queremos hacer muy muy bien y les dedicamos tiempo, energía e ilusión y luego no salen como queríamos. Así que nos preguntamos qué ha ocurrido y probamos respuestas para ver si nos convencen. Y sobretodo, intentamos aprender de los errores y aprovechar la reflexión para sentar las bases de un posible método de actuación en los siguientes proyectos similares. Nos encantaría leer vuestras opiniones.
Hablamos de un proyecto en el que se pretendía reformar una casa de más de 100 años para construir dos viviendas para los hijos de la propietaria que tiene unos 80 años. La casa se encuentra en una pedanía de Alicante y no es residencia habitual de ninguno de los propietarios. Sin embargo pasan allí temporadas, sobretodo la propietaria en verano. Como parte del estudio previo para la redacción del proyecto realizamos una sesión de trabajo con los clientes que nos permitió identificar algunas claves de las «casas casas» que quizá tienen que ver con lo que no salió.
Más allá de las posibilidades urbanísticas, económicas o tipológicas, en aquella sesión fuimos conscientes de que el proyecto trataba, más que de construir dos viviendas convencionales, de partir una herencia. Es decir, de actualizar un patrimonio familiar a las nuevas condiciones de sus miembros con todo lo doloroso y nostálgico que esto pueda ser. Y de partirla en vida, como quien dice, porque la casa aunque no sea habitable para nuevos miembros de la familia, por sus condiciones de confort y de acabado y equipamientos, sí lo es para sus miembros más mayores y para estancias ocasionales, por toda la historia que contiene, por la imagen y todos los significados que nos transmite como casa por excelencia. A pesar de que los que no estamos acostumbrados nos quejaríamos de vivir ahí, la sentimos más “casa” que cualquiera de las que habitamos normalmente con todo su equipamiento y acabados asépticos.
El primer acercamiento que hemos hecho (clientes y arquitectos) ha resultado en ofrecer una idea de progreso que no ha sido aceptada por las molestias que ocasionaría y por el gasto económico no asumible en un plazo corto de tiempo. Pero creemos que no ha sido aceptada, sobretodo, porque no ha sido un acercamiento lo suficientemente sensible a la casa y a su vida interior. No sólo importa apreciar los materiales y sistemas constructivos, sino los estilos de vida (mucho más flexibles y abiertos y menos “malgastadores”, en equipamiento por ejemplo), las formas de construcción (más de “arreglos i afegits” que de grandes obras), y la historia entendida como el crecer juntos de personas y objetos (esta casa es en realidad el resultado de particiones anteriores de una finca más grande, existen servidumbres de paso, puertas que conectan con los vecinos, aguas que se recogen y aprovechan en un huerto cercano,..)
Os preguntaréis, cómo puede haber ocurrido esto en aRRSa! si somos unos románticos de lo rural e intentamos esquivar los modos
convencionales de hacer de edificios. Pues creemos que es debido al peso que ejerce el Proyecto de Arquitectura. En realidad, el acercamiento estaba inspirado por aquellas ideas, que incluso influían en el proceso de diseño en el que quisimos incluir a los clientes y su conocimiento de la casa. Pero la gestión de su materialización es lo que nos llevó a que quedara como inspiración, porque las soluciones constructivas y espaciales que están contempladas en el hacer un Proyecto son muy restrictivas. No es que no se pueda hacer todo lo que a uno se le ocurra (sólo hace falta mucho dinero), sino que el marco burocrático para gestionarlo es muy estrecho… El mayor problema es que si no se cuenta con mucha experiencia en rehabilitación, y aún teniéndola, no se fía uno de mantener los muros de carga estructurales sin hacerles miles de ensayos, que también encarecen el precio; ni de continuar controlando el clima con inercia y ventilación, sin añadir sistemas mecánicos; ni de evitar la humedad con sistemas alternativos, tampoco se puede fácilmente construir por fases o autoconstruir, ni son sencillas las soluciones flexibles… Porque la Burocracia que guía la redacción del Proyecto penaliza las soluciones no convencionales o avaladas por institutos tecnológicos.
Y como para innovar o ser sensible hace falta la tolerancia con las pruebas y los errores. Creemos que, además de nuevas sensibilidades y procesos de diseño, necesitamos también de un marco de gestión renovado para la materialización de estos «habitares» y «construires». Como estos no se aprenden en la escuela de arquitectura, habrá que ir a buscarlo a «otras escuelas» más basadas en la experimentación y en la observación de la realidad que en el Código Técnico.
Así que parece que esta vez nos ha ganado, pero a la próxima no vamos a competir con las «casas casas», sino intentar colaborar y crecer con ellas hasta llegar, con el tiempo, a un nuevo estado de equilibrio temporal: un ensamblado habitable también para los nuevos miembros en nuevas condiciones. Desde luego, hay mucho que aprender de ellas: cómo han conseguido soportar tantas historias con apenas piedra, barro cocido y caña, y cómo consiguen resisitirse a nuestros empeños por tirarlas abajo, a pesar de la buena reputación que tienen los nuevos sistemas y su confort.
Creemos que este tipo de acercamiento no sólo está más acorde con la casa, sino con la realidad personal y económica de los clientes. Pero es un acercamiento difícil de realizar, porque tenemos que luchar contra nuestros prejuicios “de progreso” y contra nuestra formación de arquitecto convencional, preparado apenas para obra nueva y para una gestión “industrializada y burocratizada” de la construcción. Sin embargo, es el que queremos aprender en aRRsa! así que.. seguimos!!
08/08/2012 at 5:48 pm
Me ha gustado mucho este post, un post muy cercano, que ayuda mucho a conoceros. De hecho es parte del relato que explica vuestra necesidad de un Laboratio de construcción, donde no se trata de reinventar la rueda, pero sí, además de aprender y ganar seguridad haciendo, a poder probar lo no normativizado, lo que está fuera del mercado global…
Probarlo, para validarlo técnicamente…sin necesidad de que eso suponga hacer una patente.
Se entiende que esas intuiciones sobre lo que nos parece importante en los habitares, que ya teniamos, pero que sólo habiamos bocetado durante la carrera, junto con las experiencias que vamos teniendo se pueden perder muy facilmente en la torpeza de no tener en realidad la formación necesaria, aún o del todo…
Poco a poco, yo me voy ahora a este laboratorio de construcción: http://sileros.wordpress.com/2012/08/01/proximo-curso-en-agosto-de-2012-en-castuera-badajoz-deconstruccion-reutilizacion-no-residuos/
Intentaré hacer algún streming para los que no vais pero querais participar…
08/10/2012 at 10:47 am
Gracias María, lo escribimos muy «desde dentro» 🙂
La verdad es que hace ya casi un año de esto y, al releerlo ahora, nos da gusto ver cómo se van materializando en alternativas muchas de estas intuiciones y necesidades. Poco a poco, pero ya está en marcha el Laboratorio de campo en el que probar algunas de estas cosas, vamos perfeccionando el método de interacción con los clientes, e incluso se vislumbra esa «otra escuela» donde aprender todo esto.
Tenemos que desarrollarlas más y mejor, aprender esa formación necesaria que nos falta para no «cargarnos» lo que valoramos. Está faltando el post del dibujito que hice en el curso de Laura y Sonia 😉
Esperaremos con gusto ese streaming porque somos de los que queremos participar y no podemos ir!